“Estamos en un campo de zonas marginales, con mucho calor y sequía gran parte del año, y humedad en época de lluvias. Por eso necesitamos animales que resistan esas condiciones tan cambiantes. Desde hace décadas producimos Brangus y Braford, buscando justamente esa adaptación”, destacó Petracchi.
El especialista subrayó que no solo se busca rusticidad, sino también carcasa adecuada y calidad de carne: “Tenemos un frigorífico que exporta y abastece al mercado interno, entonces el animal tiene que servir tanto para exportación como para el consumo local. Esa es nuestra línea de trabajo”.
Sobre la labor de la cabaña, Petracchi remarcó que, además de proveer genética para la propia producción de la empresa, se busca aportar al desarrollo ganadero del norte argentino. “Una cabaña debe ofrecer distintos tipos de animales, porque no solo compra el vecino, también lo hace el criador del sur o del norte. La clave es mantener una línea de trabajo que asegure adaptabilidad a cada zona”, señaló.
Finalmente, destacó que en el remate se pondrá a disposición genética de punta, respaldada por más de 30 años de selección. “El comprador va a poder evaluar tanto la conformación de los toros en los corrales como la información objetiva de cada animal: peso al nacer, al destete y al final, que son datos fundamentales”.